Filigrana en piedra
En el corazón de Belém, el alma monumental de Lisboa, se alza desde 1502 un palacio de fe, una fortaleza de piedra blanca y coloridas vidrieras.
El sitio para levantarlo no fue escogido al azar, ya que la zona, cerca del antiguo puerto de Restelo, estab protegido por una diminuta capilla de la Virgen de Belém, donde cuenta la tradición que rezó Vasco de Gama la noche del 7 de julio de 1497 antes de emprender su histórico viaje.
Así que el terreno ya era sagrado, sólo faltaba darle la importancia que merecía.
Por supuesto que el estilo no podía ser otro que el manuelino, rico en referencias al mar y a loas conquistas, a los nuevos descubrimientos y a los tesoros de allende los mares. Y es que los nuevos habitantes del cenobio serían los que proporcionarían consuelo espiritual a los marineros que emprendieran las largas travesías ordenadas por Manuel I y que en parte fueron financiadas por los Caballeros de la orden de Cristo, que tenían su sede pared con pared.