Es el único monasterio que desde que se construyó en el siglo XV ha sido de clausura hasta día de hoy. Lo que más me gustó es el claustro. La visita a este no se permite pero si pedís permiso tal vez os dejen pasar si no hay demasiadas personas. Hay que entender que las monjas viven allí y no querrán convertir aquello en un parque de atracciones.
A la salida no olvidéis comprar unos dulces caseros que elaboran las propias monjas.
Si te encuentras en Lugo, es más que recomendable una parada en el Monasterio de las Bernardas de Ferreira. No te pierdas la capilla del siglo XIII y las esculturas de piedra talladas dentro de ella.
Es el único claustro de monjas activo en la zona, tuvimos la oportunidad de entrar en su interior y fue magnífico se respira paz y tranquilidad por todos los costados.
Además, fomenta un poco la economía del lugar comprando unas ricas pastas realizadas artesanalmente por las monjas, contienen almendras, que delicia!.
Su capilla románica del siglo XII cuenta con una iconografía muy variada y es imprescindible para los amantes de este estilo arquitectónico.
En el edificio aledaño viven trece monjas y si tenéis la suerte de poder acceder al interior no es perdáis su claustro del siglo XVI con un pozo de lo más auténtico.
Este monasterio, activo todavía con monjas de clausura es la joya del románico de Lugo. Las monjas venden coquitos almendrados y galletas. El claustro se puede ver desde una cristalera, pero la capilla es una pequeña joya.
