Lo mejor, su terraza, el resto, como en todo Santillana, normalito pero salvable.
A veces pasa que los pueblos más turísticos no cuidan mucho la gastronomía, prefieren ofrecer comida de batalla a veces de calidad y otras veces no, y ponerse de acuerdo todo el pueblo en mismos menús, mismos precios y así sucede en Santillada del Mar.
Ya había comido 2 veces antes aquí en el pueblo, porque no te queda otra ya que se te hace la hora de comer allí y por no coger el coche te resignas y pagas 15 euros por unos espaguetis y una pechuga, pero claro, esta última visita era más difícil escaparme de comer aquí pese a que yo ya había anunciado a mis acompañantes de ruta que Santillana gastronómicamente hablando (si no es por carta y en el parador) a mi me dejaba mucho que desear, pero bueno, ya que todos los menús son iguales como los precios pues nos decantamos por uno con terraza y acabamos aquí.
El servicio la verdad que fue fabuloso, en todo momento atentos con el niño, nosotros, la comanda etc, y la comida pues... como siempre, platos simples de menú que te encasquetan a la friolera de 15 euros y que pagas porque estás en Santillana, vamos lo de siempre.
Pero he de decir que entre esos platos me sorprendió una ensalada templada de capón y los pimientos rellenos, comí mucho mejor que las otras dos veces que estuve, así que si tengo que volver, supongo que no pique en ningún local mas, volveré a este.
También tuvimos suerte pese a ser Julio que el pueblo estaba bastante vacío, pero mesa a la primera y sin esperas entre platos, lo dicho, un pequeño oasis entre tanta vulgaridad culinaria conjunta.


