entramadas sensaciones .
Deambular por sus calles y más por el barrio antiguo, suele ser la mejor forma de tomar ese pulso que tanto deseamos al llegar. Sera a través de sus calles caóticas la mayoría de veces, pero únicas, como el motor económico de la ciudad de Hanói.
Calles muy ruidosas, interminables, llenas de motos tocando el claxon y con sus pitidos abriendo paso en la densa marea, un día tras otro.
Y llegas a comprobar que dentro del caos de sus calles, hay orden y pocos accidentes.
La mayoría de las casas, son estrechas y algunas son a su vez , comercios en la planta baja , es decir viven, donde trabajan algo muy común .
Serán puestos inolvidables los de las frutas, que colores y que ricos zumos. Los del pescado seco o deshidratado una forma muy antigua de conservación. Especias, frutos secos y derivados del arroz en todas las versiones.
Algún puesto menos habitual y menos visible ya que nos les gustan ser fotografiados, como el de perros. Bien en jaulas para ser sacrificados para su consumo, ¡bastante habitual allí!
Oh ya en bandejas para ser consumidos, de aquí huí ,pues me encantan los perros.


