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El corazón de la aldea
El mercado de Santa María refleja las paupérrimas condiciones en que viven los nativos de Machangulo. Ubicado al aire libre en el centro de la aldea, sus puestos están emplazados sobre rústicas mesas o directamente sobre la arena. Las vendedoras son siempre mujeres; aquí son ellas las que trabajan y llevan unas monedas a sus casas. Con críos alrededor y envueltas en coloridas capulanas, las mujeres ofrecen lo poco que dan sus magras huertas –tomates, patatas, cebollas, naranjas, bananas-, unas típicas salsas caseras envasadas prolijamente en frasquitos de mermelada y botellas de agua, y una bebida
Destilada de los frutos un árbol llamado marula con una altísima gradación de alcohol sólo reservada para estómagos valientes.
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