Navidad sin agobios
No hay villa, pueblo o ciudad que a partir de diciembre se libre de tener mercado de Navidad. Ni siquiera Würzburb. Por eso, al llegar el último mes del año, las plazas aledañas a la gótica Marienkapelle se llenan de abetos, bombillas y comerciantes que ofrecen todo tipo de regalos y viandas altamente calóricas. Por supuesto todas riquísimas, para qué nos vamos a engañar.
Su oferta de productos no difiere en absoluto de la del resto de mercados de Navidad alemanes: bolitas para decorar, muñecos tipo ‘cascanueces’, velas, juegos de ingenio, gorros, guantes, etc. Lo mismo ocurre con la comida: ‘bradwust’ (salchicha con pan) y glühwein (vino caliente) son los elementos básicos de cualquier almuerzo y/o cena.
Ahora, este mercadillo tiene una ventaja sobre todos los demás o, al menos, sobre todos los demás que yo he visitado: es mucho más tranquilo. Esto es, permite ser disfrutado sin tener que soportar una marabunta de gente alrededor. Así que si eres de los que disfruta viendo lucecitas, curioseando entre puesto de artesanías un tanto ñoñas y respirando olores dulces sin que le aturullen este lugar te encantará.
Además, su visita es una buena excusa para acercarse hasta Würzburg que, ya en si misma, resulta una localidad medieval del todo encantadora.


