Alicia Ortego
Los mercados que siempre sorprenden
Los que me conocéis sabéis cuánto me gustan los mercados, y si no, contad los rincones que he publicado aquí y que empiezan por "mercado de..." ;-).
El mercado de Maroua no es una excepción y por supuesto me gustó, ya que siendo quizá menos vistoso que otros, era local, auténtico y también guardaba algunas sorpresas, como todos :-).
Este es un mercado cubierto, al estilo musulmán (que es la religión mayoritaria aquí), y es muy fácil de ubicar... allí donde veáis cientos de motos aparcadas a los lados de unas puertas grandes, mucho barullo y un par de árboles enormes, sabréis que estáis ante la entrada principal!!.
También es cierto que estábamos en Ramadán, caía la tarde, y el bullicio se hacía notar, con los puestos de pinchitos de carne funcionando a tope, mientras otros aún andaban tumbados a la sombra esperando la hora de la oración y comida posterior.
Ya en el interior, un dédalo de callejones nos va llevando de unas zonas a otras: los sastres (todos hombres), cosiendo bordados preciosos con sus máquinas setenteras en esa especie de traje que llevan los musulmanes africanos (una túnica o camisola grande y larga, y pantalones a juego). Observé que la mayoría de las telas eran gruesas, como plastificadas y con brillo. Me imagino que tratan de imitar a la seda, aunque deben de abrigar mucho y transpirar poco, algo que en ese clima no sé si es muy saludable :-). La elegancia, como tantas otras cosas, también se entiende de distintas maneras.
En la "calle principal", un tramo de papelerías y librerías con puestos abarrotados de cuadernos, bolis, etc. Callejones con pequeños almacenes repletos de plátanos...
De repente, una tienda de pelucas!! Llevábamos tan sólo un par de días en Camerún y no me había fijado bien, aunque sí había visto a muchas mujeres con el pelo liso y peinados de todos los tipos, algo un poco extraño. Y resulta que en este país (según me dijeron, también en otros, como el lejano Senegal), las pelucas hacen verdadero furor y son parte del arreglo cotidiano de las mujeres, ya sean jóvenes o mayores. Por lo visto el pelo se debilita bastante con los productos para alisarlo, y con las tradicionales trencitas, hasta el punto de que a muchas se les cae, y tienen que utilizar peluca si quieren ir bien arregladas. Pero no es sólo necesidad, o no en todos los casos, si no que la moda es eso, moda. Así, se ponen pelos lisos, de trencitas de diverso grosor y largo, de rizos, de colores imposibles como el morado o el rojo-naranja chillón, con mechas rubias, etc. Todo lo que quieran, vamos. Entramos en una de esas tiendas a curiosear, y el dueño (un hombre con corbata frente a un ordenador un poco antediluviano) fue muy amable y accedió a permitirnos hacer un par de fotos, con él al frente del negocio. Más adelante confieso que planeamos comprar una peluca y volver a Madrid con ella puesta, en plan broma, pero al tocarlas nos encontramos con un material bastante malo y muy rociadas de laca hasta el punto de estar pegajosas, así que desistimos.
El tema de las fotos en Camerún es controvertido, sobre todo en las ciudades. No será raro que os digan que No con gestos, o directamente incluso en tono amenazante os digan que necesitáis un permiso de la Prefectura. Es mentira, no se necesita permiso escrito, que lo sepáis... Por supuesto, sí que se necesita educación y saber retirarse si así lo piden (o exigen), eso está claro. De todas formas, con el zoom y las panorámicas generales no suelen decir nada, y un poco de discreción, aunque no consigáis "la foto de vuestra vida". ;-)
Ya en el interior, un dédalo de callejones nos va llevando de unas zonas a otras: los sastres (todos hombres), cosiendo bordados preciosos con sus máquinas setenteras en esa especie de traje que llevan los musulmanes africanos (una túnica o camisola grande y larga, y pantalones a juego). Observé que la mayoría de las telas eran gruesas, como plastificadas y con brillo. Me imagino que tratan de imitar a la seda, aunque deben de abrigar mucho y transpirar poco, algo que en ese clima no sé si es muy saludable :-). La elegancia, como tantas otras cosas, también se entiende de distintas maneras.
En la "calle principal", un tramo de papelerías y librerías con puestos abarrotados de cuadernos, bolis, etc. Callejones con pequeños almacenes repletos de plátanos...
De repente, una tienda de pelucas!! Llevábamos tan sólo un par de días en Camerún y no me había fijado bien, aunque sí había visto a muchas mujeres con el pelo liso y peinados de todos los tipos, algo un poco extraño. Y resulta que en este país (según me dijeron, también en otros, como el lejano Senegal), las pelucas hacen verdadero furor y son parte del arreglo cotidiano de las mujeres, ya sean jóvenes o mayores. Por lo visto el pelo se debilita bastante con los productos para alisarlo, y con las tradicionales trencitas, hasta el punto de que a muchas se les cae, y tienen que utilizar peluca si quieren ir bien arregladas. Pero no es sólo necesidad, o no en todos los casos, si no que la moda es eso, moda. Así, se ponen pelos lisos, de trencitas de diverso grosor y largo, de rizos, de colores imposibles como el morado o el rojo-naranja chillón, con mechas rubias, etc. Todo lo que quieran, vamos. Entramos en una de esas tiendas a curiosear, y el dueño (un hombre con corbata frente a un ordenador un poco antediluviano) fue muy amable y accedió a permitirnos hacer un par de fotos, con él al frente del negocio. Más adelante confieso que planeamos comprar una peluca y volver a Madrid con ella puesta, en plan broma, pero al tocarlas nos encontramos con un material bastante malo y muy rociadas de laca hasta el punto de estar pegajosas, así que desistimos.
El tema de las fotos en Camerún es controvertido, sobre todo en las ciudades. No será raro que os digan que No con gestos, o directamente incluso en tono amenazante os digan que necesitáis un permiso de la Prefectura. Es mentira, no se necesita permiso escrito, que lo sepáis... Por supuesto, sí que se necesita educación y saber retirarse si así lo piden (o exigen), eso está claro. De todas formas, con el zoom y las panorámicas generales no suelen decir nada, y un poco de discreción, aunque no consigáis "la foto de vuestra vida". ;-)
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