Una buena opción en el barrio europeo de Bruselas.
Hotel de negocios perfectamente situado en el silencioso y tranquilo «European Quarter» de Bruselas, a cinco minutos a pie de la Comisión Europea, las oficinas de selección de personal de la UE, varias embajadas, el Parque del Cincuentenario, etc. Tampoco está demasiado lejos del centro de la ciudad, puesto que en un cuarto de hora se puede llegar a la Grande Place en metro.
El Parlamento Europeo queda a quince minutos a pie y desde la aledaña plaza Schuman se puede llegar al aeropuerto en menos de media hora.
Quizás debido a que es algo antiguo (lo que se nota más en las habitaciones que en las zonas comunes), es ligeramente más barato que el resto de hoteles de la zona, lo cual no quiere decir que sea barato, ni mucho menos. Incluso disfrutando de alguna oferta puntual, hay que tener en cuenta que el desayuno (que es un autoservicio normalito) cuesta 23 euros (la otra opción es el exiguo desayuno «express» de siete euros, que ya está bien) y que estamos en Bruselas, donde no es tan sencillo encontrar cafeterías abiertas a primera hora de la mañana.
Curiosamente para un hotel de esta categoría, el minibar estaba completamente vacío y las únicas posibilidades de tomar una bebida fría sin bajar a la calle eran la máquina expendedora, en la que cada lata costaba la friolera de dos euros, o el servicio de habitaciones, que en este establecimiento tiene la particularidad (algo que no he visto en ningún otro hotel) de ser de pago, es decir, que cobran el servicio más una cantidad extra por llevarlo a la habitación.
Hay que decir que el personal, tanto en recepción como en el comedor, es muy amable y atento, prestos a ayudar o colaborar con cualquier consulta o solicitud del huésped.