Marinella

Fuimos a comer al Marinella con grandes expectativas, después de una recomendación ditirámbica de un amigo. Es un restaurante italiano como su nombre lo indica, uno de los mejores de la ciudad. Sirve carnes, mariscos, risottos, pastas y pizzas. Probamos de todo un poco, especialmente el increíble pan que hacen en casa. Los camareros son numerosos y siempre atentos a cada detallito. Se puede fumar a dentro. Probamos un risotto de flor de calabacín que fue una maravilla, un tartare de carne de res cruda, bueno pero me parecieron gordos los trozos de carne. Y un plato de marisco, con calamares, gambas, pescado, chipirones, que no estaba en el menú pero vimos en la mesa de al lado y se nos antojó.