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Los Hadza o Hadzabe

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Lago Eyasi Dirección

3 opiniones sobre Los Hadza o Hadzabe

Una filosofía de vida que perdura

Excelente

Lo que relata Alfonso Navarro Táppero, es muy cierto.
La vida de los hadzabe sigue siendo la que llevaban sus antepasados hace miles de años, se habla de 10.000 sin cambios, aunque existen desde hace bastantes más miles de años, según vestigios.
Hay pequeños cambios debido a visitantes y a pueblos vecinos. Ahora algunos llevan sandalias y se vecortan alguna camiseta.
La marihuana que forma parte dede su cultura, no la cultivan por ser nómadas. La consiguen mediante trueque de pieles o piezas de caza. Algunos han cambiado las hojas dedonde árboles donde reliaban la planta, por hojas de cuadernos.

Huyen de guerras y conflictos, simplemente cambiando de lugar. No tienen moneda ni religión.
Dedican 5 ó 6 horas a la caza (es su trabajo) y cuando se alimentan los restos los tiran. Son aprovechados por animales. Ellos no guardan nada. Salen de nuevo a cazar al día siguiente.
Son monógamos, pero si su pareja está ausente más de una semana, pueden escoger otra pareja. Los celos es otra forma de conflicto que ellos rechazan.

Dan algo de envidia y mucho en qué pensar...

Nuestra vida compleja de coches, móviles, ambiciones, celos, guerras y pasiones...Ante la simplicidad de: la familia, el grupo, el alimento, la paz, vivir...

Estoy ahora en España. Me ha despertado temprano mi hijo Mario desde Tanzania, olvidando las 2 horas de diferencia que tenemos hasta el verano
Él vive allí, en Arusha. Es un enamorado de África y su naturaleza. Tiene amigos entre los maasais y de otras tribus. Habla y escribe suajili. Safari Bike África es su medio de vida. En España ganaría más pero viviría peor (dice) inmerso en necesidades que allí lo son menos.
Ha creado Moyoni (corazones) un orfanato y ONG para ayudar a niños y adultos necesitados.
Los que vamos, cuando vamos, llevamos los maletones llenos de medicinas, ropas, material escolar y juguetes. Nuestras cosas en la maleta de mano. Y para él...¡¡jamón!! ;D
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Recomendable

El cráter del Ngorongoro es en realidad una enorme caldera con un microcosmos en los que puedes ver multitud de animales de todo tipo , menos jirafas e impalas. Todos sus animales son residentes y no salen nunca de allí. Tienen agua y pastos de sobra. En esta época puedes ver la cantidad de crias de ñus para alegría de los predadores residentes allí.

El club de los indomables

Nos encontramos en algún punto cercano al Lago Eyasi, territorio nativo de los hadza, un pueblo cazador-recolector cuyo modo de vida apenas se ha visto modificado en los últimos 10.000 años.

En este “no lugar” nuestro conductor ha concertado una cita con el jefe de un campamento hadza con la intención de que podamos acompañarles durante una partida de caza. Esta circunstancia nos ha obligado a madrugar sobremanera ya que los Hadza cazan primordialmente al alba o bien cuando acecha el ocaso.

Pasados unos instantes se presenta ante nosotros nuestro anfitrión al que apenas distinguimos dada la oscuridad reinante. Aún hoy me pregunto como tanto él como nuestro guía fueron capaces de encontrarse a una hora determinada en un lugar tan remoto……

Nos encaminamos hacia el pequeño campamento compuesto únicamente por unas rudimentarias chozas recubiertas con pieles, apenas distingo enseres, ollas de barro , recipientes para el agua y poco más, los hadza son nómadas y no cultivan la tierra, ni tienen ganado, ni poblados permanentes, su modo de vida, basado en la caza y en la recolección no se lo permite.


La partida de caza la formamos unas 10 personas, 7 expertos cazadores hadza, nuestro guía, mi chica y un servidor. Nos movemos por un terreno que apenas se empieza a adivinar con las primeras luces que ya despuntan pero cuya dureza se siente en forma de arañazos y pinchazos que castigan constantemente piernas y brazos.

Nuestra torpeza al movernos por este terreno es notable y me da la sensación de que estamos ahuyentando a todas las posibles presas de la llanura…Los cazadores, que se han dispersado formado tres grupos por delante de nuestra posición andan descalzos y sus pasos apenas son audibles, es como si volaran sobre el terreno, mientras que nosotros calzados con botas y algo más rezagados hacemos un ruido ensordecedor al caminar….

Pasan las horas, el sol ya ha despuntando y perseguimos pequeños antílopes que una y otra vez escapan fácilmente a las flechas de los hadza, pero estos no se rinden fácilmente, aunque vayan acompañados de unos “torpes novatos” que a buen seguro están dando al traste con su jornada de caza…

De repente los hadza se arremolinan junto a una acacia, han conseguido acorralar a una posible víctima que presa del pánico lanza agudos chillidos…Prestos, los más jóvenes tensan sus arcos y lanzan sus flechas de envenenadas puntas (el veneno es fabricado con la savia hervida de la rosa del desierto) hacia la copa de la acacia….Al rato los agudos chillidos se tornan en lastimeros gemidos, unos instantes y silencio absoluto, el veneno actúa rápidamente y pone fin a la vida del mono que acaba de ser abatido. Uno de los cazadores más jóvenes trepa con una agilidad increíble a lo alto de la acacia y deja caer pesadamente el cuerpo del animal.

A los pies de la acacia y sin ningún tipo de preámbulos, los hadza improvisan una fogata, no llevan mechero, ni cerillas y sin embargo el fuego surge en menos de 30 segundos con el simple roce de dos palos….

Una vez despedazo el animal es arrojado directamente sobre las llamas, los hadza se apretujan de cuclillas ante el fuego y esperan totalmente ajenos a nuestras atentas miradas y con ansiedad apenas contenida a que la carne esté bien asada…Ha llegado el momento y ayudados por dientes, cuchillos y piedras (para triturar los huesos) los hadza proceden a dar buena cuenta del desayuno. La cabeza, el bocado más exquisito, es propiedad del jefe, el mismo que fue a buscarnos unas horas antes, el resto de la carne es compartida por el resto de los cazadores, asistimos a un desenfrenado banquete durante el cual apenas se intercambian palabras, todo lo que se escucha es el sonido de los huesos al crujir, el rechinar de dientes y algún que otro estridente eructo….

Tras el desayuno llega el placentero momento de fumarse una pipa de cannabis, los hadza, al menos los de este poblado son asiduos fumadores y no dudan en compartir la pipa con sus visitantes, todos nos relajamos y aprovechamos el momento para aprender algo más sobre sus costumbres y tradiciones, pero eso es otra historia……..

Un detalle…..Los hadza ni conocen ni practican la guerra…
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Información Los Hadza o Hadzabe