Fernando Almenar
Remontando con el croissant
Nosotros, como las palomas mensajeras que habitaban este palomar, nos ponemos en marcha todos los días desde este punto estratégico de Ramonville.
Raro es, ver a la Condesa con sus cahorros de caniche a las horas que nos levantamos.
Desde aquí preparamos con minuciosidad el desarrollo del día, nos dan los primeros rayitos de sol en la carita y apretujamos todo lo que podemos los trastos en la mochila.
Saludamos con una buena sonrisa a los encargados de abrir la confiserie de la esquina. Esperamos veinte minutos de reloj y los volvemos a ver, pero esta vez vendiéndonos un croissant con su miel recién hechito.
Nos trasladamos de nuevo al palomar y nos comemos ese manjar de buena mañana.
Cogemos fuerzas, y nos envalentonamos subiendo nuestra primera cuesta.
Al principio no podíamos pero con energías nuevas todo se anda.
Recordaros que las urracas se han hecho las amas del palomar. Así que de palomas ahora nada.
Cogemos fuerzas, y nos envalentonamos subiendo nuestra primera cuesta.
Al principio no podíamos pero con energías nuevas todo se anda.
Recordaros que las urracas se han hecho las amas del palomar. Así que de palomas ahora nada.
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