Lakshman Jhula

Atravesada por el sagrado río Ganges –o Ganga- las dos orillas de la hechizante ciudad vieja de Rishikesh están conectadas por dos impresionantes puentes peatonales: Lakshman Jhula y Ram Jhula. El primero es el más céntrico, siempre abarrotado de una colorida marea humana que viene y va, motos, carros y rickshaws. El puente es muy estrecho, así que hay que cuidarse de que una moto (que jamás aminoran la velocidad), o una bicicleta no te pasen literalmente por encima. Esto hace que sea

Rishikesh tiene dos partes bien diferenciadas. La moderna, abajo, y la tradicional, arriba, que está partida en dos por el río ganges y unida por un puente colgante que dá miedo pasar, por el simple hecho de que lo cruzan constantemente miles de hindús.

A un lado del puente está el antiguo pueblecito de Rishikesh, ahora reconvertido en una zona de restaurantes y tiendas de souvenirs para la grandísima afluencia de turistas.

Al otro lado está repleto también de restaurantes y hostales, que se agolpan alrededor de este gran templo que sale en las imágenes. Aquí aunque hay que llevar

Cuna del yoga y la meditación, se encuentra este puente que atraviesa el río Ganges a su paso por esta población. Es un puente de hierro de color rojo que a toda hora está atestado de gente que pasa de un lado a otro.

Por dicho puente se accede al barrio de Lakshman Jhula. Nada más pasarlo te encuentras con un edificio que era un antiguo centro de meditación y actualmente es un mercado de productos típicos y con pequeños templos para los diferentes dioses.

Vista del Laxman Jhula de norte a sur con el Ganges de protagonista.

Lleno de gente diferente, vacas, monos, es imprescindible caminarlo.