La Plaza de San Pedro

Por mucho que se haya visto en fotos y en la televisión, es necesario visitarla para comprender su magnitud, su grandeza, el refugio tranquilo que en la caótica Roma emerge tras su columnata.

Suenan sus palomas y el agua de las dos fuentes que dan la bienvenida. Sus columnatas se abren como unos brazos que acogiesen al que viene de lejos.

En medio, el obelisco, presidiendo la plaza como testigo firme de los cristianos que murieron en los circos romanos, entre ellos, San Pedro. Pero también, testigo del atentado contra Juan Pablo II, tal como marca la baldosa roja en la que se produjo el disparo, y de los millones de turistas que pasan cada día fascinados de la insignificancia de su tamaño ante tal despliegue de desmesura pétrea.

El diseño de la plaza simboliza al pontífice coronado con la tiara (cúpula de San Pedro) y con los brazos abiertos, acogiendo a toda la cristiandad.
Mucho se ha escrito sobre ella pero poco, en lo referido a su geometría.
Los dos laterales de la Plaza, los que sustentan las columnas, forman parte de una elipse y aquí entra la magia de la geometría. Para trazar una elipse, hacen falta dos puntos llamados "focos"y éstos dos puntos están marcados en el suelo de la plaza como " Centro del colonnato". Búscalos, es fácil.
Si te sitúas en cualquier sitio de la plaza, y miras hacia las columnas, las verás una detrás de otra, como formando una pared.Caótico. No podrás ver lo que está detrás.

Para mí, la Plaza de San Pedro fue tal vez más impresionante que la basílica misma. Como una obra de arquitectura, es casi inigualable - las relucientes columnas blancas que se acercan a ti como brazos que te dan la bienvenida a la Basílica de San Pedro, la asombrosa simetría, la fuente de Bernini y las interminables estatuas que vigilan bajo el cielo azul. Vamos, que visitar la Plaza de San Pedro evoca algo dentro de ti que te hace saber que estás en un lugar muy, pero muy especial.

Voy a suponer que la Plaza de San Pedro está en tu lista de cosas para visitar en Roma (si no es así, debería), así que voy a ir directamente a mi mayor consejo: visitar la Plaza de San Pedro aparte de los Museos del Vaticano. Digo esto porque los Museos del Vaticano son enormes y puedes pasar fácilmente entre cinco y seis horas allí y todavía no haber visto todo.

La plaza, que pertenece a la Ciudad el Vaticano dentro de la ciudad de Roma, tiene forma elíptica. Ofrece la magnífica fachada de la Basílica de San Pedro, a la cual recomiendo subir a su cúpula, desde donde tendrás unas impresionantes vistas no sólo de la plaza, pero de la ciudad de Roma entera. Además de la Basílica, la plaza cuenta con unas columnas en varias filas con figuras de 140 santos (hay un punto desde el cual puedes ver las columnas de detrás alineadas con las de delante, encuéntralo!); dos fuentes y un obelisco en el medio traído desde Egipto. En esta "Piazza", el Papa suele celebrar sus encuentros con los fieles.