Parrilla de San Lorenzo

Así se me ocurre describir este fantástico restaurante en Valladolid.

Sólo pensar en él ya se me hace la boca agua. He estado más de media docena de veces, desde bodas, cenas con amigos y comidas familiares.

Es un cinco estrellas en la gran calidad del producto de su carta clml del excelente servicio de sus camareros.

Especial mención su bodega en la que me quedaría a vivir y con precios no muy abultados.

La última vez opté por el cabrito al horno que no tiene mucho que envidiar al plato estrella el lechazo.

Si vas a Valladolid no lo dudes, vale la pena.

Otro año más la feria Intur hace que volvamos a visitar Valladolid. Y como ya es habitual, hay un día obligado para meterse un lechazo entre pecho y espalda.

Este año tocaba probar este sitio, por recomendación de un vallisoletano y compañero de trabajo. Y ya sabemos que una recomendación nunca falla; y ésta, en concreto, estuvo pero que muy a la altura. Cuando entras en el restaurante te transportas al siglo XVI.

El edificio y los elementos decorativos son obras de arte, pero lo mejor está en la carta. No porque parezca un antiguo pergamino perfectamente decorado, sino en los platos. Vimos unos chuletones al entrar con una pinta bárbara, pero teníamos claras nuestras intenciones desde el principio... ¡Lechazo!

Sencillamente espectacular. Toda una experiencia para el paladar. Lo acompañamos con una ensalada "pobre", que no está en carta (lechuga, tomate y cebolla, perfectamente aliñada) y dos copas de un exquisito tinto de la tierra.

Ir a Valladolid y probar un rico lechazo es obligatorio; y en mi opinión la Parrilla de San Lorenzo es parada obligatoria. Comida, vino y trato exquisito. Por no hablar del propio restaurante, que es todo un espectáculo de ver. Yo cuando voy, suelo pedir lechazo y ensalada sencilla (tómate, lechuga y cebolla). No hace falta pedir más. Aunque en esta ocasión fui con unos amigos y pedimos de entrante mollejas, que estaban muy buenas. El postre que pedimos estaba espectacular. No recuerdo el nombre, pero nos comentó el camarero que lo hacen las monjas que viven en ese mismo edificio, histórico y con

Día de San Valentin, invito a mi novia a cenar, el lechazo descongelado en el momento, postre duro, yo no lo tomé, mi novia es estreñida y estuvo una semana con diarrea al igual que yo, como no somos habituales nos la colaron, 96 euros tirados.

Es una vergüenza, el trato penoso, yo no vuelvo ni aunque me inviten.

Magnífico lechazo asado, uno de los mejores en Castilla y León, que se puede regar con un caldo de la Ribera de Duero elegido en su amplia bodega.
Si no te gusta el lechazo tienes una amplia carta de cocina moderna.
Todo ello en un marco incomparable, los sótanos de un antiguo convento aún funcionando y que nos permite degustar como postre las elaboraciones de las monjas.
BUEN PROVECHO.

Sin duda, espectacularlechazo

Extraordinaria comida y servicio inigualable. Los riñones, el cabrito y el chuletón.

Es uno de mis restaurantes favoritos de Valladolid. Se encuentra en los bajos del antiguo Monasterio de Santa Ana (Monjas Recoletas), no muy lejos de la Plaza Mayor, a unos cinco minutos.
Su cocina es tradicional, pero también tiene propuestas contemporáneas.
Al entrar hay una larga barra, y después se accede a los comedores. El interior de piedra es muy bonito. Sus techos son abovedados, y parece que te remontas a la época medieval.
Probamos una sopa castellana que nos encantó. Las carnes son excelentes. Y los postres… mejor probarlos, porque no hay palabras. Allí te recomiendan la tarta de las monjas, que es un bizcocho con natillas y chocolate.