De las cuatro islas que componen el...
De las cuatro islas que componen el centro neuralgico del estado micronesio de Yap, la conocida como Rumung es la de menor extension y se encuentra algo alejada del resto. Aquí acabarian sus principales diferencias con las demás, salvo por el hecho de que el acceso a ella, tanto para extranjeros como para nativos del resto del Estado, ha estado prohibido hasta hace muy poco tiempo. En efecto, no han pasado muchos años desde que a los aventureros que pretendian hollar su diminuto territorio les resultaba muy complicada, por no decir imposible, la visita. Visita que aun en la actualidad no es viable sin el acompañamiento de un guia, generalmente natural de alguna de las tres aldeas que existen en la isla, o cuyos orígenes estén arraigados en ella.
Nuestro desconocimiento sobre Rumung era absoluto hasta que comenzamos a interesarnos por lugares a visitar en Yap, una vez que allí aterrizamos. Alguien nos comento algo sobre una isla de acceso prohibido a los extranjeros, lo que de inmediato atrajo nuestra atención sobre ella y nos planteamos la posibilidad de visitarla. Para ello hubimos de contactar con un guia, que solicito para nosotros el permiso necesario al jefe de una de las aldeas de Rumung. Y un par de días mas tarde estábamos embarcados en un bote, siempre bajo la supervision del guia y a su vez piloto, con destino a 'la isla prohibida'. Debo confesar que, una vez que ya no había vuelta atrás, note un cierto cosquilleo en el estomago, esa especie de miedo a lo desconocido que suele sobrevenirme cuando me dirijo a un lugar donde no se muy bien lo que voy a encontrarme.
No esta del todo claro el porque los escasos habitantes de Rumung, menos de 150 en la actualidad, decidieron un día vetar el paso a los extraños. Parece que alguien los convencio de la necesidad de proteger su cultura y tradiciones ante las perniciosas influencias extranjeras, y no cabe duda de que se tomaron a pecho la recomendación. No hay electricidad, ni circulan vehiculos a motor en la isla, incluso en la actualidad. Las tres zonas pobladas se comunican unas con otras mediante senderos, y gozan de una cierta independencia, no solo respecto a otras islas del Estado, sino también entre ellas. El peculiar carácter, un tanto arisco y tímido, de los habitantes de Rumung es de sobra conocido en Yap, donde se respeta, aunque no siempre se comparte, su habitual heterodoxia.
De camino a Rumung nuestro bote navegaba con dificultad entre los canales que separan las islas de Yap y Gagil-Tamil, que en algunas zonas casi llegan a tocarse. La marea estaba baja, por lo que en diversos lugares el motor debia ser parado para evitar que rozara con el fondo, y continuabamos nuestro avance a base de remos. Al llegar a la isla de Map el atolón presenta aguas mas abiertas, y el bote pudo avanzar de una manera mas alegre. Pronto teniamos la primera aldea de Rumung a la vista, con su 'casa para hombres' claramente destacada del resto. Desafortunadamente esa aldea estaba prohibida tanto para extranjeros como para locales no residentes en la isla. Ante mi interés en lo que podía sucederles a los poco respetuosos con la prohibicion, nuestro guia respondió que eran recibidos de una manera no muy educada, concretamente a pedradas. Pudimos desembarcar, sin embargo, en la segunda aldea, en la que incluso estaba permitido tomar fotografias.
Pasamos un rato en la población, observando sus construcciones, admirando la espectacular 'casa común', dando vueltas por los senderos y en ningún momento nos cruzamos con algún nativo. El lugar daba muestras evidentes de estar habitado, así que supusimos que sus pobladores se escondian de nosotros debido a su timidez. Volvimos de nuevo al bote y enfilamos hacia la tercera aldea, situada al otro lado de la isla. Una 'casa para hombres' situada sobre una especie de plataforma pareció darnos la bienvenida y pude fotografiarla desde el bote, pero pronto el guia me pidió que escondiera la cámara, pues las fotos estaban prohibidas. Le hice caso sin rechistar lo mas mínimo. Nos acercamos a visitar a su familia, allí residente, y debo admitir que me sorprendio su amabilidad, especialmente con David, cuyo año y medio debia hacerlo gracioso a sus ojos. Sus perros sin embargo eran bastante agresivos, hasta que un estacazo de la dueña los alejo por unos momentos. A pocos metros de allí, tendido en el suelo, se encuentra el 'rai' mas grande de Yap, y por tanto del Mundo, con sus cerca de cuatro metros de diámetro. Al verlo pensé que, quizás, sus propietarios protegian con celo su fortuna cuando impedian a los extranjeros acercarse hasta el en el pasado.