La Casona de Valfrío

La Casona de Valfrío es una joya de la hostelería extremeña. Un acogedor alojamiento donde la piedra y la madera de castaño se combinan con una decoración exquisita en un entorno natural que invita a la relajación. Maria José y David, sus propietarios, nos hacen sentir desde el primer momento como en casa, y con solo seis habitaciones, la calidez de su trato personal no hace sino brillar aún más.

Pero me reservo lo mejor para el final, la comida, realizada con productos naturales, muchos de ellos de la huerta de la propia Casona, es a la vez sabrosa, tradicional y sofisticada. Paté casero, muslito de pato en Confit con coulis de frambuesas de La Vera, timbal de verduras de la huerta con huevo campero, carrilleras de cerdo al vino tinto, solomillo de cerdo con queso de cabra gratinado y cebolla caramelizada... Todo sobresaliente.

¿Cómo no me va a gustar una casa rural en el que se me asigna una habitación de emperatriz? Estancias preciosas, comedor precioso, entorno precioso y, muy importante, Lacasitos en el tocador. Confieso, lo mío con la Casona de Valfrío ha sido amor a primera vista.

Ahora, lo que vino después no ha sido una desilusión. La cena que me han servido ha sido equilibrada y deliciosa. Aquí no se trata de comer cantidades ingentes hasta reventar, lo que se mete al estómago es bueno y de calidad, o al menos su sabor eso parece indicar. Me encantó su paté casero y su volcán de chocolate. La atención de todos y cada uno de sus camareros excelente.

Hay lugares que te encantan a primera vista y te enamoran mas segun los vas conociendo un poco mas. Esta casona es un bonito ejemplo. Una casa antigua, tremendamente agradable bañada con la hospitalidad de Maria José y David que cuidan todos los detalles. A pesar de que la casa y la finca son impresionantes situados en las faldas de Gredos, lo que mas me gustó fue el cuidado y el gusto ppr la cocina, donde la mayor parte de los productos los producen, recolectan y elaboran ellos mismos. No os perdáis los huevos con pimentón de la vera para desayunar.

Es una casa rural con mucho encanto en un paraje natural espectacular, el tato del matrimonio que regenta la casa es muy cortes y discreto por lo que se disfruta de mucha tranquilidad, no es la típica casa donde te dan el coñazo y no te dejan leer tranquilamente. La comida es muy buena y esta cuidado muy cuidada la decoración, recomendaría ir en primavera para disfrutar del jardín que tiene.

Espectacular hotel rural con encanto, en una finca a 4kms de Cuacos de Yuste rodeado de un robledal. Todos los detalles muy bien pensados, acogedor y con una chimenea en el salón que le da al lugar un toque muy especial.

Ya en mayo habíamos reservado nuestra estancia en La Casona (intenciones de ir desde hacía dos veranos)... Imaginad las ganas de conocer la zona y esta casa.

Se puede ir con niños (no por Booking), aunque sin ellos ¡se disfrutará más! En nuestro caso, al ir con un niño de 3 años el precio de la habitación junior-suite es de 145 eur/noche.

Está bien indicada su localización, y tiene detalles por toda la casa y jardín, olivos, sauces, sonido del agua, piscina preciosa...

Como detalle feo, el día de la salida David, el dueño, no nos permitió estar después de las 12. No ya en la habitación (pese a que el fin de semana anterior en otro alojamiento nos permitieron quedarnos hasta las 15.00 h), sino ¡en la piscina!