La Campana

Hoy nos comeremos unos auténticos bocatas de calamares. Y nos los comeremos en uno de esos bares con solera que sólo se pueden encontrar en nuestro país. El lugar se llama La Campana, y está situado muy cerquita de la plaza Mayor, concretamente en la calle Botoneras, 6 de Madrid.

La Campana es un ejemplo de que a veces la sencillez es una opción más que válida para disfrutar de una comida en condiciones. El citado bar está especializado en bocatas de calamares, algo muy simple, pero que si está bien hecho te puede llevar directo a la felicidad.

Lo mejor de todo, es que los bocadillos de calamares de La Campana sólo cuestan 2,30 euros, lo que sumado a una caña puede a subir como mucho a 4 euros. Barato, sencillo, delicioso, auténtico. ¿Qué más se puede pedir?

Hay montones de sitios que por el hecho de hacerse famosos, se va como loco a ver qué es lo que se come allí y en muchos casos, se sale defraudado por la mala comida o el precio excesivo.
Dicho esto, hay que decir, que este no es el caso, por suerte. Bocadillos de calamares muy bien hechos, sin nada de grasa, a precio inmejorable y aunque puedas encontrar algo de cola al llegar, tienen tan estudiado lo que cada uno de ellos tiene que hacer, que enseguida te atenderán.
En definitiva, que ya estás tardando en ir y probarlos. :)

Desde mi primera visita a Madrid descubrí de casualidad este bar cerca de la Plaza Mayor y cada vez que visito la capital voy a disfrutar de sus bocadillos y también del excelente servicio. Los empleados son muy próximos y cordiales, y se disfruta aún más de la comida de lo acogedor que resulta el trato. Recomiendo el clásico de calamares, pero el de pincho moruno es mi nº1, de lomo adobado y de panceta también están bastante bien.

Después de 5 minutos esperando en la cola para comer dentro del local, vemos que una pareja de agentes de la policía municipal pasan delante de nosotros y de varias personas más que estaban esperando su turno. Preguntamos a un señor sudamericano del bar para que nos de explicaciones, y ni nos contesta, nos ignora. Lo dicho, no volveremos a ir