Un soplo de aire fresco
Inseparablemente unida a la montaña desde mi niñez, como hija de buenos vascos de pro, disfruté siempre de un escenario perfecto para corretear, perseguir animales, subirme a los árboles, hacer cabañas y jugar a luchas de palos. Con la edad he ido modificando un poco esas aficiones pueriles y mis pasatiempos se reducen a la fotografía, a conectar con la naturaleza y de cuando en cuando, a recolectar perretxikos. Ayer la misión fallida de coger aunque sea un par de hongos para un revuelto para cenar no nos impidió disfrutar del color verde, azul y del color tierra.
El destino fue Kurtzebarri, perteneciente al municipio de Aretxabaleta, cerquita de casa. Los 1110 metros que tiene son un recorrido ligero y fácil, lo que la convierte una cumbre perfecta para niños y para domingueros resacosos y desentrenados como nosotros. El ascenso se inicia tradicionalmente desde Mendiola, una bucólica barriada que pertenece al pueblo adyacente, Eskoriatza, donde hay espacio para aparcar. El sendero a la montaña está señalizado así que no hay opción a pérdida.