Una baño bajo la iglesia de San Nicolás
Salimos de la villa medieval de Korčula hacia el oeste para ir al cercano monasterio dominico que está a las afueras, salimos al puerto deportivo, y por el muelle nos dirigimos paseando hacia el monasterio. Es impresionante la limpieza de las aguas al lado del puerto, incluso hay una pequeña playa de arena, y por el muelle han dispuesto escaleras de acceso e incluso una tabla de trampolín para que salten los niños. Al alejarnos las vistas sobre Korčula son más bellas, con el azul radiante del mar, las murallas blancas, resplandecientes al sol de la tarde, los tejados rojos, y en lo más alto la torre de la catedral, el conjunto parece un barco con su mástil.
El monasterio estaba cerrado pero la iglesia la estaban preparando para algún acto y pudimos entrar aunque la vimos muy rápidamente ya que había monjas decorándola.
Por detrás del edificio hay un acceso a las rocas donde hay cuatro o cinco bañistas tomando el sol, así que no lo pensamos, bajamos, colocamos nuestras toallas y al agua, con mis zapatillas de río y mis súper-gafas de bucear. El agua está fresca pero no fría, y está limpia y transparente. Una gozada el baño con las montañas de Orebiç a un lado, el canal de mar que separa Korčula de la península de Peljesac, y asomando por encima de mi, con sus muros inmersos en el agua, la iglesia dominica, un sitio único, además con el sol poniéndose por el oeste, entre las montañas de la costa y el mar.
Después del baño a reposar contemplando la puesta de sol, un último baño sobre las 8 de la tarde, pare ver el ocaso definitivo del sol y hacer fotos como loco para ver cual sale mejor.