En nuestra visita a París no podía f...
En nuestra visita a París no podía faltar la degustación de una crepe de nutella, así que de camino al Louvre nos detuvimos a coger fuerzas en este café a orillas del Sena. Y la verdad que nuestra elección fue la mejor que podíamos haber escogido, un lugar tranquilo, donde reposar un ratito, con una decoración muy coqueta y un camarero muy atento.
Si pasáis por ahí y no tenéis claro donde ir, este lugar es un acierto. Los precios no son un chollo, pero por la zona es de lo mejorcito. Y también se puede comer en él, aunque eso no lo probamos.