Un paseo ecológico
Mientras más calles se tengan que atravesar en Caracas para llegar a sus lugares más verdes, mucho mejor. Hay un pueblo conocido en la ciudad, El Hatillo, muy turístico y llamativo por sus casitas de colores, su olor a café recién hecho, a churros de chocolate y por su artesanía. Si llegan hasta aquí, entonces vale la pena preguntar dónde quedan los jardines Topotepuy, porque es justamente ese tipo de lugar que parece alejarnos de la ciudad, pero sin salir de ella y a mí me emociona mucho poder mostrarlo; e incluso desandar el camino hasta allá, entre esas subidas empinadas que nos van dibujando a Caracas desde arriba.
Se pueden organizar visitas guiadas, pedir permiso para hacer picnis, comer en su restaurante, hacer fiestas, pero lo mejor de todo es pasear con calma, leer los letreros y tratar de aprendernos de memoria el nombre de las flores; escuchar el sonido de las aves y olvidarse de la rutina.
Cuando fui por primera vez a Topotepuy, me sentí como Heidi en las praderas y suena exagerado, pero no. Corrí de un lado a otro entre esas montañas con el césped perfectamente cortado y pasé mucho rato viendo a los colibríes jugando entre su agua y azúcar.
Antes de ir, hay que revisar su página web porque a veces está cerrado por eventos especiales. Es un sitio que pide a gritos ser cuidado y espero que todos lo entendamos así. Después de una tarde allí, uno baja a Caracas renovado, con aire puro en los pulmones; dispuestos a enfrentar lo que sea.
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