El Paseo del Parado suele estar repleto...
El Paseo del Parado suele estar repleto de turistas que se mueven entre los museos que une esta calle y el Parque del Retiro; por eso no me sorprendió en principio que se me echaran encima de espaldas, ocupando toda la calle, como alejándose para que entrara en sus cámaras algo exageradamente tosco.
Y entonces lo vi. Sus hileras de arbustos, sus formas y colores a lo largo de toda una fachada de altura, su olor a fertilizantes naturales (¡benditos eufemismos!); aquello que se alzaba ante mí magnánimo era un jardín vertical, imaginado, construido y mantenido por los jardineros de la Fundación Caixa Forum que lo eligieron para ajardinar su entrada.
Y la cabeza no lo asume muy bien y tienes que acercarte. Y entiendes que la gente nunca había visto un jardín que al mirar hacia arriba te cae como la guillotina, que los insectos que lo habitan han tenido que reinterpretar su mundo y que las abejas que lo liban tienen que hacer curiosos esfuerzos de navegación…por eso sueño con presenciar a los jardineros en su trabajo (¡yo mismo trabajé como jardinero y ya me parecía un arte mi trabajo!) y sobre todo disfrutar del paso de las estaciones en este jardín donde nunca se posará la nieve.
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