ANADEL
¡Que ciudad más auténtica!
Ha permanecido ese encantador ambiente provinciano en la capital de la isla como si el tiempo no hubiera transcurrido por sus calles.
Aparcamos al otro lado de la carretera, la pared de piedra de la iglesia - fortaleza llama la atención, y para acceder a la plaza donde también está el ayuntamiento, hay que atravesar este curioso y solitario jardín con buganvillas y bancos corridos.
Poca vegetación y mucho blanco en el encalado de los muros para pasar las tardes invernales, ahora en verano no había nadie.
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