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Conjunto arqueológico de Itálica

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16 opiniones sobre Conjunto arqueológico de Itálica

Sevilla en el Imperio Romano

Excelente

A muy poca distancia de la ciudad de Sevilla se encuentran los restos de la antigua ciudad romana de Itálica, en el termino del municipio actual de Santiponce. Esta antigua urbe tuvo el privilegio de ver nacer y crecer a dos emperadores, Trajano y Adriano. Se pueden contemplar los mosaicos que adornaban algunas de las casas y el majestuoso anfiteatro con sus impresionantes galerias donde la luz resultan un espectáculo para la vista. Ademas hay restos de la calzada romana y unos cuidados jardines que hacen de la visita un placer. A poca distancia hay un teatro romano que, aunque se encuentra en

Obras en la actualidad puede contemplarse desde un mirador próximo.
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Es uno de los yacimientos arqueológicos ...

Es uno de los yacimientos arqueológicos más importantes del mundo romano, permitiendo conocer gran parte de la cuidad que llegó a tener un tercio de los senadores de Roma y fue la cuna de dos emperadores: Trajano y Adriano.

Para encontrarla al llegar a Sevilla hay que tomar la carretera de Extremadura y tomar el desvío a Santiponce. Una vez en este municipio recorrer toda su travesía hasta atravesarlo, el yacimiento queda a mano izquierda y a pie de travesía.

Cuando Roma decidió conquistar la península para limitar a los cartagineses sus recursos militares fue licenciando sus legiones instalándolos en la misma como colonos.


En el año 206 a.C. Escipión se enfrentó al cartaginés Asdrúbal Giscón cerca de Alcalá del Río. Esta batalla decidió la guerra y los bárquidas se retiraron a Africa. En la batalla de Ilipa participaron 100.000 combatientes y hubo numerosos heridos. Tantos que se organizó un hospital de campaña en unas lomas cercanas, hoy conocidas como Cerros de Palacios y San Antonio.

El hospital fue organizado como era habitual en los castra romanos. Una empalizada de madera en forma rectangular. Por dentro dos grandes calles, cardus decumanus y cardus maximus, confluyendo en el centro donde había un gran foro con lo más importante del hospital.

Cuando Escipión pasa a Africa los heridos son licenciados. Lo habitual en el mundo romano era ofrecer a los indigentes que participaran en las campañas como legionarios a cambio de que a su final recibirían tierras, pertrechos y animales suficientes para convertirse en pequeños propietarios. De esta forma las legiones se surtían con los desheredados de Roma, con los que nada tenían.

El truco consistía en que cuando las campañas terminaban, en lugar de retornar a Roma se les convertía en colonos que vivían en campamentos militares. Así, estos colonos con pasado de soldado controlaban posibles rebeliones, por sus propios intereses sin que mantener estas guarniciones les costase dinero a Roma.

Este hospital militar, como todos los de fin de campaña, se transformó con el tiempo en un municipium. Para ello bastó con erigir en el foro los templos de la Tríada y permitirles la elección de autoridades locales.

Rápidamente Itálica se transforma en el centro estratégico de Roma en Andalucía, el centinela de Africa donde había tribus rebeldes al Imperio Romano. Es tal la riqueza de la vega del Guadalquivir y tal la cantidad de metales preciosos de estas tierras que los colonos se convierten muy pronto en adinerados patricios.

En el año 15 a.C. Exigen a Roma poder acuñar ases de bronce para racionalizar el comercio, lo que se les permite. Acuñan poniendo las caras de los emperadores en las monedas y temas marineros y militares.

Teniendo Itálica el control de la Vía de la Plata sus patricios pronto compran los derechos para pertenecer al Senado romano, donde llegan a ser un tercio del total. Esto explica que consigan que sean elegidos dos itálicos como emperadores (Trajano y Adriano). Los esfuerzos de ambos por detener la crisis de Roma son infructuosos. El primero llega a invadir la Tracia, logrando un botín inmenso por el que es calificado por Roma como el mejor emperador romano de la historia. El segundo no puede detener la sangría económica de tener que mantener un centenar de legiones en las fronteras orientales para frenar las invasiones bárbaras.

Cuando los bárbaros penetran en Europa el Imperio se decompone. La presión de los impuestos para mantener el inmenso ejército romano hace a los patricios abandonar Roma e Itálica se aísla.

En el siglo IV vivir en Itálica se convierte en un problema. Los bárbaros han aniquilado el Imperio Romano y el atractivo de saquear sus municipios fuerza a los itálicos a alejarse de su ciudad. Itálica es saqueada y queda en ruinas, hasta 1781 en que Francisco de Bruna comienza la primera de una serie de excavaciones que la sacan a flote.

Desgraciadamente sobre la mayor parte de la ciudad romana se ha construido otra ciudad, Santiponce. Para poder excavar Itálica sería necesario desalojar a toda la población actual, por lo que se ha optado por recuperar sólo la parte más noble de Itálica.

Llegar a Itálica es sencillo. Y vengas por el norte o por el sur toma la circunvalación que lleva a Huelva. Junto a la Autovía de Huelva se halla la Ruta de la Plata, conocida como la carretera a Mérida. A unos seis o siete kilómetros se pasa junto a Santiponce. Entrando en esta ciudad por su calle principal llegaremos enseguida a la entrada del yacimiento.

Un poco más abajo habremos dejado el Teatro romano, en pleno casco urbano, que este edificio sí ha sido excavado, en 1979.. Es de época de Augusto, principios de nuestra era. Tiene como curiosidad que dentro se construyó un templo a Isis. Las creencias en estas divinidades orientales estaban muy extendidas entre las clases populares, sobre todo entre los militares. A pesar de que la fe religiosa de Roma era, por decreto, la Triada Capitolina el populo optaba por religiones más esotéricas. Normalmente los templos a Isis suelen estar en los foros, y el hecho de que este templo se construyese en el propio Teatro indica que éste se transformó en el foro de Itálica.

Al lado del Teatro hay un circo, pero éste es menos importante.

En la entrada de Itálica es fácil aparcar, porque nunca suele haber muchos visitantes.

Abren entre las 8:30 y 9 de la mañana hasta las 20:30. En invierno cierran tres horas antes. Los domingos y festivos cierran entre las 15 y las 16 horas. Los lunes no abren.

Tras pasar por el control se entra en unos jardines que no forman parte del yacimiento propiamente dicho. Es una zona muy agradable, donde se suele descansar un rato a la vuelta.

Al final de este corto jardín de acceso, girando a la izquierda llegamos a las puertas de la ciudad. Es un hueco defendido por dos torres rectangulares, en bastante buen estado. Hay que advertir que no eran las puertas de Itálica sino las puertas del barrio patricio, que es lo único que se puede visitar. El resto de la ciudad permanece bajo las casas de Santiponce.

Este barrio fue construido por el emperador Adriano, que, como era costumbre, le dotó de jardines y edificios públicos a su costa.

Se llega a una ladera empinada del Cerro donde a ambos lados se disponían las mansiones patricias. De ellas lo que queda son los zócalos y los suelos, donde en algunas podemos disfrutar de los mosaicos romanos. Excavadas están sólo parte de ellas, la mayoría de las cincuentas casas del barrio patricio están sin excavar, pero éste es un mal corriente de todos los yacimientos españoles. Excepto en Atapuerca no se invierte dinero en ningún sitio.

Las casas que pueden verse permiten hacerse una idea bastante exacta del lujo de las familias que gobernaban en el Imperio Romano, pues aquí estaban la parentela del propio emperador.

Subiendo por la calle pasamos junto a las casas en mejor estado. La Casa de la Exedra, con unas termas y restos de la bóveda. En el patio central quedan pilares cruciformes.

La Casa de Neptuno con algunos de los mosaicos más hermosos de toda Itálica, de tema marino, de donde ha tomado el nombre.

La Casa del Patio Rodio, donde se observan influjos orientales que posiblemente indican el origen de procedencia de sus habitantes.

La Casa de Hilas, que se le ha dado este nombre por un mosaico en el que se representa el rapto de Hilas por las Ninfas. Es un ejemplo típico de domus romana, con dos patios interiores, el segundo reservado exclusivamente para la familia y alrededor del cual se disponen las habitaciones íntimas.

La Casa de los Pájaros, con posiblemente el mejor mosaico de toda Itálica. Aquí para dar una visión de cómo eran las mansiones romanas se han levantado las paredes 60 centímetros.

Arriba de la cuesta se pueden ver, a lo lejos, el Teatro y las Termas Menores.

Hay otras cuatro calles cuesta arriba, pero las casas más lujosas de toda Itálica se concentran en la primera.

En el centro mismo del barrio está el Templo de Trajano, padre del emperador y divinizado como emperador que fue.

En la parte opuesta del barrio se hallan las Termas Mayores, un lugar imprescindible para la vida social de las ciudades romanas. A ellos iban por la mañana las mujeres y por la tarde los hombres y tiene gimnasio, sauna, biblioteca, salas de masaje, etcétera.

El sistema de funcionamiento es muy curioso. Primero se entraba en una sala donde el agua tiene poca temperatura, luego a otra con agua templada y finalmente a otra con el agua a alta temperatura. Las Termas eran los lugares públicos donde pasaban su tiempo los romanos, ya sea tomando aguas, haciendo ejercicio o simplemente charlando.

Frente a las Termas se halla la Casa del Planetario, donde un mosaico reproduce el Sistema Solar, que daba nombre a los días de la semana.

Ya, de vuelta, muy cerca de la entrada se puede admirar el Anfiteatro. Era uno de los más grandes de todo el Imperio, con capacidad para 25.000 espectadores. Está en bastante buen estado pues conserva dos de los tres niveles del graderío. Se puede visitar por dentro, conociendo cómo eran los cubículos donde se preparaban los gladiadores o donde se encerraban a las fieras, por ejemplo. Estos animales eran soltados en la arena con un juego de grúas que las elevaba de los sótanos en que se las retenía. En este anfiteatro se llegaron a realizar naumaquias, batallas navales, lo que les obligaba a inundar la arena con agua. Aunque parezca increíble convertían el anfiteatro en un lago.

Junto a este anfiteatro hay unos miradores al jardín que rodea Itálica. Permiten contemplar diversos aves. Junto a ellos el río, utilizado como zona de baño. Tras pasar por un edificio que se utiliza como administración y almacén del yacimiento, volvemos a la salida.

Nos queda la impresión de haber estado dentro de lo más selecto del Imperio Romano. Y así ha sido porque aquí vivía la familia del emperador. Con un sabor agridulce porque queda muchísimo por excavar.
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Información Conjunto arqueológico de Itálica