Un pueblito mágico.
Si bien mi suerte no fue la mejor, ya que estuve una semana con mal tiempo permanentemente, este lugar se ganó mi corazón y definitivamente voy a volver. La naturaleza cambia todo el tiempo, donde antes había una montaña, ahora hay niebla, donde antes había mar, de noche hay cielo. Es un lugar mágico. La gente de la casa en donde estuve fue maravillosa, y pese a estar muy lejos de mi hogar, me encontré con gente que iba a viajar a mi país.
Un lugar que hipnotiza, que tiene todo a la vez, se sentía seguro pero inquietante, un lugar bello, pero exótico.
Hay una energía distinta, se siente la vibración de la naturaleza. Fui en otoño para ver auroras boreales, no tuve suerte. Me imagino que en verano debe ser un verdadero lujo.