Txaro Franco
Otro rincón casi desconocido de Estambul
No se puede pretender conocer Estambul en tres días, porque fuera de las visitas obligadas, quedan muchos otros rincones que merecen nuestra atención. Este es un ejemplo de ellos. Su nombre se debe al hecho de que fueron utilizadas para mantener lejos de la sede del poder político a los príncipes incómodos. Una especie de exilio de lujo. Hoy en día constituyen un destino turístico por sus playas, pero también por la gastronomía y por la arquitectura tradicional a base de madera, que pervive en medio de una naturaleza exhuberante. Merece la pena coger un ferry en el muelle de Kabatas, en la orilla europea del estrecho del Bósforo, cerca del palacio Dolmabache.
Mientras el ferry se aleja del Cuerno de Oro podemos disfrutar de una vista única de la silueta de la ciudad vieja, en la que destacan los minaretes de Santa Sofía y la mezquita Azul. Después, a disfrutar de la brisa del Mármara, mientras nos vamos acercando a las islas. Nosotros llegamos hasta el final del trayecto, Buyukada, y tuvimos tiempo de sobra para dar una vuelta entre las bonitas mansiones de veraneo y subir hasta la colina desde la que se ve la otra zona de la isla. Allí hay un curioso edificio medio en ruinas digno de una película de terror: en gran edificio de varios pisos completamente de madera. En el viaje de regreso pasamos cerca de la famosa estación de ferrocarril de la zona asiática y de la torre Maiden. Antes de atracar podemos disfrutar de una vista panorámica del palacio Dolmabache con la luz de la tarde.
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