El gobierno de las abadesas
Ya se sabe que en el pasado la mayor parte del poder estaba concentrado en la nobleza y en la iglesia, pero en pocos sitios se llegó tan lejos en los umbrales de ese poder como en Zurich. Muestra de ello es Fraumünster, pequeño resto de las extensas propiedades de un convento agustino fundado allá por el 853 y que el emperador Ludovico tuvo a bien confiar a su hija Hildegarda.
La consecuencia inmediata de ese poder cedido a su hija, fue el poco convencional ascenso de las religiosas en el gobierno de la ciudad. Se dice, incluso que fueron tan poderosas que durante muchos años llegaron a tener el control absoluto la ciudad y eran completamente independientes, que no necesitaban ni justificarse por las decisiones que tomaban ni de los beneficios que obtenían.
Empezada como carolingia, continuada como gótica y coronada por la torre barroca, fue finalmente embellecida al gusto neogótico de principios del siglo XX, con atrios portadas y nuevos ventanales y una nueva fachada de espaldas al río.
Dentro, brillan con absoluto protagonismo las vidrieras de Marc Chagall de 1970 ( año de mi nacimiento) y varios frescos magníficamente conservados bajo ellos.
Otras pequeñas obras de arte incluyen varias pinturas que cuentan la historia de la abadía y las de los santos fundadores de la ciudad.
Amplitud y luz son los dos complementos de uno de los rincones más bellos de la gran ciudad suiza.
Una última cosa, no confundamos la iglesia con el edificio al que está unido, que es el Stadthaus y que no forma parte del templo, aunque parecen uno solo.