Cogí un bus en Cuzco atiborrado de ...
Cogí un bus en Cuzco atiborrado de gente y me fui a Andahuaylillas. Quería ver su iglesia, un tesoro poco conocido. Luego de 1 hora de viaje el conductor gritó Andahuaylillas y se detuvo en medio de la carretera. Me bajé esperando ver un pueblo, pero Andahuaylillas era sólo unas casitas de adobe sobre la carretera desolada y una calle empedrada que se iba hacia adentro. Me impresionaron la soledad, el polvo, el infinito color marrón. ¿Dónde se había metido la gente? A un gendarme que pasaba por allí le pregunté dónde estaba la iglesia.