Dónde vamos Eva
Una nave de 100 metros!
La Iglesia es el lugar más impresionante del conjunto de la Abadía. Sus más de cien metros de nave te producen un efecto óptico increíble, como si entrarás en un larguísimo pasillo, pero la claridad de sus paredes y el bello estilo barroco que acompaña a este edificio lo hacen diáfano.
Solo se puede visitar con guía y el horario es muy restringido. Hemos tenido una suerte increíble pues justo hemos llegado cuando salia el último grupo de visitas, creo que mi cara de frustración ha hecho que el anciano guía hiciera un sobre esfuerzo y se limitara a decirme en perfecto francés, adelante!. Que alegría me ha dado escucharle que nos hacia este favor porque esta Iglesia es una auténtica joya que merece ser visitada y puesta en valor.
El guía, nos ha ido explicando todos los detalles, y cuando digo todos, son todos! de la Iglesia, de sus esculturas, de las obras de arte que contiene, a veces le tenía que indicar que fuera un pelín más despacio porque es imposible asimilar tanta belleza e información, ha habido momentos de casi empacho, pero es que Floreffe es así, un conjunto único donde encontrareis una importante historia de Bélgica, así como de su producto más importante, la cerveza.
He quedado colapsada de tanta información, además en francés ;-), y la dicción del anciano guía a veces se resolvía complicada. Un auténtico placer haber contado con este señor tan impecable en sus explicaciones y detalles, pero nos ha resultado casi imposible hacer fotos, y la verdad que el coro y algunos rincones lo merecían!
La Iglesia se inicia a la par que la Abadía por lo que sus orígenes son románicos, hay entresijos en los laterales que confirman su origen, salas donde se agolpan cachivaches de todo tipo pero a los que el guía saca del anonimato, así como piezas de colección que se convertirán en piezas exclusivas del futuro museo!.
He quedado fascinada con esta visita a pesar de sentir a veces un complejo de turista tremendo, pero quizás mis expresiones y preguntas han hecho entender al guía que no era una turista más, sino una persona curiosa y enamorada de cada una de las historias que estaba contando, creo que ha sido uno de los momentos más anecdóticos de nuestro viaje por Bélgica.
Cuanta historia, cuanto arte y cultura puede concentrar un lugar como este!. A mi saco de favoritos, sin dudarlo.
Recomendación: ojo con los horarios y días de visita, ya que sería una pena no poder disfrutar de esta visita guiada a la embaucadora Iglesia de Floreffe ;-)
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