Precioso
Mientras caminaba por las angostas calles que rodean la antigua catedral de Salamanca, dejándome llevar pero sin perder de vista su silueta, llegue hasta el huerto de Calixto y Melibea.
Vi al final de la callejón una zona verde, rodeada y con puerta de entrada, me acerque sin tener la certeza de si era de acceso publico o tal vez un jardín privado... y entonces llego a la puerta y leo "Huerto de Calixto y Melibea", pero que ilusión si es aquí donde los enamorados se reunían con la ayuda de la celestina.
El jardín me encanto, con su pequeña fuente y tanto verdor fue un sitio muy agradable donde sentarnos, descansar del calor que hacía ese día y disfrutar de la tranquilidad que se respira. Pero tal vez, lo que más me gusto fueron las vistas, ya que desde el jardín hay un pequeño mirador que se abre sobre la muralla, dejándonos una preciosa panorámica de la zona vieja de Salamanca y de la catedral.
Lo que menos me gusto, pues que hasta este precioso y romántico rincón, también ha llegado la moda generada por el libro de Federico Moccia de poner candados con el nombre de los enamorados.
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