Este hotel es el más hermoso, pero también el más caro de la ciudad. Situado en una esquina de la Plaza de Armas, el Libertador, fue una antigua mansión colonial que ha sido ampliamente reformada que ofrece habitaciones y suites de lujo a un precio muy parecido al europeo en Perú, centrado alrededor de una pequeña piscina donde podrás disfrutar nadando, buceando o sólo tomando el sol.
En el 2008 el hotel acompañaba a situarse en el tiempo de los colonizadores al asomarse a la plaza.
La plaza está muy limpia y es muy bonita. Desde hacía unos pocos años no dejaban poner ningún cartel publicitario ni modificar las fachadas de forma que rompiera la estructura de las casas que la circundaban.
El hotel es de fábula como pocos, cuidado y muy bonito a la vez que te atienden con mimo, daba igual la hora siempre estaban dispuestos a prepararte unos piscos y de qué manera.