Recomendable tres estrellas en un bonito pueblo
Antes era de la Generalitat, como otros tantos hoteles singulares de la Comunitat Valenciana, pero hace 13 años tiene una concesión municipal un matrimonio holandés que lleva con dedicación el negocio.
Cuando llegamos había dos bautizos, aquí se celebran distintos eventos de la zona, y optamos por ir a comer al restaurante El Cancell, recomendable.
El sitio es bonito, con piscina, jardín, buena remodelación arquitectónica del antiguo edificio de la estación ferroviaria, pero con necesidad de renovación.
La habitación, silenciosa y con una cama confortable, su agua y fruta de regalo, y bonitas vistas sobre la piscina, tiene ya el baño anticuado, y determinados elementos del mobiliario, como los sofás, necesitan un cambio, loa años desgraciadamente no pasan en balde para nadie ni nada.