Perfecto para visitar Oporto
Su ubicación es un autentico lujo, y el edificio también. Estás en la misma orilla del Duero, bueno a una manzana para ser más exactos, en pleno barrio de Ribeira, donde están los restaurantes y las terrazas dando al río y la arquitectura más "añeja" de la ciudad.
Como se han rehabilitado varios edificios contiguos para conseguir 90 habitaciones, el hotel es laberíntico, con arcos y columnas de piedra mezclados con soluciones vanguardistas, el ascensor de cristal envuelto de elementos robustos de piedra antigua es un acierto arquitectónico.
El personal de recepción es joven y dispuesto, la decoración moderna, y los precios pueden conseguirse asequibles, ¿que más se puede pedir?. Lo único decir que la habitación puede resultar angosta, mejor pedir una con vistas al río (mirar que vistas en las fotos), y no de las más pequeñas, pagando un pequeño suplemento.