Perdido en la mayor soledad del mundo y...
Perdido en la mayor soledad del mundo y rodeado por un magnífico bosque a escasos cinco kilómetros del minúsculo pueblo de Nemesnép que ni tan siquiera viene en un mapa convencional, se encuentra este agradable hotel.
Llegamos al mismo ya de noche cerrada cerca de las diez de la noche. El viaje desde Brescia de 690 kms se nos hizo bastante pesado.
En la autopista italiana en el peaje que hay en la salida de Venecia sur tuvimos un parón de cerca de dos horas. Más adelante en otro peaje existente en la bifurcación a Triestre tuvimos otro de mas de una hora. Menos mal que desde aquí hasta la frontera con Hungría, pasando por Undine y hasta ciudad austriaca de Graz fue todo una autopista que aunque ya se metía en el principio de los Alpes fue bastante tranquilo y casi sin circulación. Para colmo de nuestros males al llegar a la frontera austriaco-húngara nos tuvieron otras dos horas de espera. Al llegar cerca del paso fronterizo nos dimos cuenta del porqué de esto. Resulta que a pesar de ser ya de la UE paraban a todos los coches con matrícula italiana, pedía la documentación a los ocupantes del vehículo y luego registraban el mismo.
A nosotros nos basto con enseñar nuestros DNI correspondientes y no tuvimos mayores problemas. Desde aquí y hasta llegar a nuestro destino ya de noche la circulación fue por carreteras infernales, mal asfaltadas sin señalización y con bastantes curvas. Este recorrido fue de unos ochenta kilómetros.
Al llegar por fin al recinto nos dirigimos a la recepción que generalmente suele estar a la entrada y bien señalizada, en esta ocasión nos costó al en encontrarla. Estamos acostumbrados a que se nos asigne un apartamento con un dormitorio y sofá cama. En esta ocasión nos asombraron ya que nos dieron dos diferentes para los tres, es decir teníamos dos dormitorios, dos cocinas, dos servicios y otros equipamientos completos. El que agradeció muchísimo esto fue Rodrigo que ya empezaba a fumar aunque no delante de nosotros.
El complejo está compuesto por varios edificios de apartamentos y uno que es el hotel propiamente dicho y es un centro habitual para practicar la hípica aunque también cuenta con piscina y pistas de tenis.
A pesar de que como he comentado se encuentra en un pequeño bosque, todo lo que nos rodeaba después eran inmensas llanuras plantadas con maíz.
Una buenísima experiencia para descubrir un poco esa Hungría profunda y tan desconocida. Si se tiene cuenta se puede asistir a un espectáculo de jinetes magiares.