Kris por el mundo
Junto al impresionante Haeinsa
Una de las visitas imprescindibles en Corea del Sur para aquellos en conocer los templos más importantes del país es la que se puede hacer al Templo de Haeinsa. Su ubicación ya es razón más que de sobra para llegar a él, pero sin duda a ello hay que sumar sus edificios y su historia.
Sin embargo, son pocos los viajeros que llegan con tiempo suficiente al lugar como para investigar más allá del recinto de este importante templo coreano.
Y es una pena, porque basta caminar un poco por el bosque, cruzar un puente o tomar un camino para tomarse con un pequeño templo ignorado por los turistas. Así fue como nosotros llegamos al Hong Je Am, un templo pequeño pero encantador a tan solo unos metros del gran templo de Haeinsa.
Teníamos un plano y sabíamos que en distintos lugares alrededor del templo que guarda la Tripitaka coreana había otras construcciones. Sencillamente elegimos un camino y nos topamos con este lugar. Grandes flores en su entrada impregnaban el aire antes de entrar al recinto. Una vez dentro encontramos distintas construcciones, desde el santuario principal a la zona dedicada a habitaciones de los monjes o cocina. Incluso un buen número de vasijas llenas de comida descansaban en la parte trasera del templo, prueba clara de que ese lugar está habitado y la gente que allí vive fermenta la comida como se lleva haciendo siglos en Corea del Sur.
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