Hijuela del Jardín Botánico

Justo detrás de la Casa Consistorial y de la Plaza del Ayuntamiento, entrando por la calle Tomás Zerolo se hallan estos preciosos jardines que eran en sus inicios la huerta del desaparecido convento de San José.

Tiene una extensión de 4.000 m2 en los que hay variedad de vegetación autóctona de las islas Canarias, de diferentes clases (árboles, plantas, flores, cactus, etc). El recinto está vallado por una reja de forja labrada con motivos vegetales. Es un jardín romántico, creado en el año 1.788 por orden del VI Marqués de Villanueva del Prado para ser un centro complementario del Jardín

El fantástico clima de Tenerife le hace muy propenso a la proliferación de todo tipo de plantas. Este clima tan agradable para ellas hizo posible la existencia de un jardín botánico en Puerto de la Cruz, del que este pequeño apéndice, en la Orotava es descendiente directo. Se utilizaba como lugar al que traer las plantas que venían de otras partes del mundo, especialmente del Nuevo Mundo ya que aquí podían sobrevivir sin problemas. Pasear por él, es por lo tanto pasear por la historia y por otros rincones del mundo aunque es cierto que destaca su precioso drago canario en su zona central.

Este jardín botánico de 4.000 metros cuadrados se encuentra detrás del Ayuntamiento. Fueron en su momento la huerta de un convento y hoy se han convertido en uno de los lugares que ver en la Orotava de acceso gratuito.
El jardín está rodeado por una reja de forja y en su interior se pueden ver distintas plantas de las islas, entre las que no falta un drago, que aunque no tan grande como el de Icod de los Vinos, también tiene un buen tamaño.

Todo lo dicho en el primer comentario referente a la hijuela del Jardín Botánico es cierto, a excepción que no son 4.000 metros cuadrados, sino unos modestos, aunque bellos y completos, 400 metros cuadrados. Por lo demás una visita imprescindible en La Orotava.

Flores de muchas partes del mundo. A demás que es muy tranquilo y lindo para pasar el rato en alguna banca y platicar o solo escuchar el viento y las aves.