Rebeca Cabrera Meneses
Hacienda Purísima de Jalpa, magia pura.
Perdí señal del celular en el momento en que tomé la desviación a Jalpa, a unos quince minutos de San Miguel de Allende, supe entonces que estaba fuera de cualquier contacto con el mundo. Manejaba a través de una pequeña y sinuosa carretera entre áridas montañas que contrastaban con el claro azul de los cielos de Guanajuato. Llegué al final del camino, ahí en donde el asfalto se transformaba en terracería, y donde la tranquilidad de la localidad de Jalpa se hacía presente. Tan solo unos kilómetros más y me encontré frente a la Hacienda Purísima de Jalpa, el lugar perfecto para viajar con tu pareja, tu familia o simplemente recuperar tu estado zen.
No es de extrañarse que la tranquilidad de este lugar sea el preferido por la comunidad gastronómica, artística y culinaria del municipio de San Miguel. Me cuenta Janet Onnen, dueña de Purísima, que al llegar a la hacienda desarrolló la granja orgánica para incluir a la comunidad y darles una nueva oportunidad de empleo. “Cuando la gente conoce Purísima no quiere irse”, me dice y por ello hoy puedes hospedarte en algunas de sus seis elegantes suites.
Durante el día puedes recargar energía con una visita a las parcelas orgánicas, montando en uno de sus amigables caballos o disfrutando de un paseo en Kayak por el lago. Si lo prefieres consiéntete con un masaje relajante o un tratamiento corporal.
Fue una noche maravillosa bajo las estrellas charlando con los huéspedes de la hacienda con los que coincidí esa noche. A la mañana siguiente antes de partir decidí tomar el lunch en la terraza de la planta alta de mi habitación y así rodeada de vegetación, ese olor a lavanda que predomina en la propiedad y una hermosa vista al lago dije “hasta luego” a Purísima que se convierte en tu casa lejos de casa.
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