Hacienda del Lencero
Una hacienda mexicana como la que visitamos es la típica imagen de gran casona con patios, balcones y balaustradas, grandes cuadras para caballos, pozos y almacenes, una iglesia con una gran torre cuadrada y campanario. El Lancero es un museo de la historia de a pie, no de la nobleza, pero tampoco del pueblo llano.
Llegamos a la hacienda con nuestro guía, y tras pagar la entrada visitamos primero el jardín, con una higuera gigantesca y muchos senderos con laureles. En uno de sus lados, gracias a un manantial hay un pequeño lago.
La historia que nos cuenta el guía se remonta a cinco siglos atrás, cuando uno de los soldados de Cortés recibió una de las primeras "Mercedes Reales" que constituían las diez posadas con permiso en el camino desde la ciudad de Veracuz.
La historia se cierra en 1842 cuando el general Antonio López de San Anna compró la hacienda y la habitó en periodos, como habitó el Palacio Presidencial, nada menos que 11 veces en 34 años.
Una vez que cesó y se vendieron sus propiedades, fue saqueada, quemada y abandonada hasta que en 1935 fue recuperada y se le devolvió todo su esplendor.
Como punto no del todo comprobado de su historia, se dice que la cruz de piedra del jardín perteneció a Cortés, de ahí su nombre...
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