Tengo que reconocer que de nuestro...
Tengo que reconocer que de nuestro viaje a Tanger siempre que encontrábamos algo... era por casualidad por que si lo buscábamos, ese día no lo encontrábamos, eso seguro. Aunque en el caso de la gruta de Hérculas, fue el único sitio que acertamos a la primera (porque nos llevó un taxista, que sino, también!). Cuando llegamos lo primero que te llama la atención es el olor de los tajines que cocinan en los chiringuitos, e irremediablemente, se te hace la boca agua. Las vistas desde fuera son espectaculares, con una color azul turquesa intenso del mar salpicado por la espuma blanca que contrastan con la tonalidad albero de las piedras donde rompen las olas.