Paraíso sin turismo
Cada viajero como cada viaje es diferente. Llevo mucho tiempo dando vueltas por el mundo y tengo claro que encuentro mis mejores paraísos donde no llega el turismo. Probablemente no haya ruinas interesantes o las mejores playas paradisiacas, quizá haya cierta inseguridad, pero la gente suele ser más cercana y no esperan del turista más que una sonrisa y una conversación. Para mi esto es paradisíaco.
Gran Comoro es la principal isla de las tres que forman Islas Comoras, un país ex colonia francesa situado en el Índico, a medio camino entre Mozambique y Madagascar. El país perdió su cuarta isla principal, Mayotte, en 1976, un año después de su independencia de Francia y tras un referéndum en el que la mayoría de sus ciudadanos decidieron seguir siendo franceses. Un jaleo que dio y sigue dando mucho que hablar.
La capital del país está en Gran Comoro y es Moroni, una pequeña ciudad con cierto sabor africano pero con detalles que muestran su aislamiento del continente. Aunque a ciertas horas es bulliciosa nada tiene que ver con cualquier capital de un país africano. Pasear por la noche sin mirar atrás cada poco metros es posible en Moroni y rara vez algún local te pedirá dinero. Esto sin duda es producto de la ausencia de turismo, porque no parece que les sobra nada.
Gran Comoro es una isla montañosa y volcánica, con el gran atractivo turístico de visitar sus dos volcanes. El precio es muy elevado y mi presupuesto no me permitió hacerlo, así que poco puedo aportar en esto. A cambio y dado que tengo la suerte de viajar en moto, me di un agradable paseo por la isla.
Lo mejor sin duda es la cercanía de la gente, su simpatía y tranquilidad. La costa es mayormente rocosa aunque la arena fina se ha hecho algún que otro hueco y existen fabulosas playas con palmeras. En su punto más norte hay un pequeño lago de agua salada y origen volcánico, una especie de piscina separada del mar por una montaña. El mirador desde la carretera es un una ladera que baja y que invita a tumbarse unas horas a observar y pensar en nada.
Elegir cualquiera de las carreteras que se meten al interior y serpentear entre montañas y aldeas, es sin duda una experiencia única para el viajero que disfrute con el simple hecho de hablar con gente sana y no maleada, aunque sea por mímica. En Gran Comoro se habla francés, además de su lengua local y árabe.
La Isla bien merece unos cuantos párrafos más pero estuve de paso en mi camino a Madagascar. Si vuelvo por el mismo camino, espero ampliar este rincón porque creo que merece la pena seguir investigando.