Recomiendo la Gaudeamus de corazón
La Cafetería Gaudeamus es un regalo para los MUY elitistas, con todo lo bueno y lo malo que puede tener ese adjetivo.
Lo malo (en plan rápido para hablar de lo importante): caro en lo básico y ESPECIALMENTE caro si innovas en su oferta.
Desde el café a los cursos de cocina que aquí se imparten, aquí todo es caro. No sólo es caro sino que goza la desconfianza: pagarás lo que pidas antes de decidir donde te vas a sentar y, sin ser un cliente habitual, más de cuatro veces me han venido, a los diez minutos, las camareras con la cuenta en la mano OTRA VEZ.
Así que yo me tomo este lugar por lo que es, y no por quién lo regenta.