La ciudad de la tolerancia y el respeto
Galway es en sí misma una atracción turística donde aún se puede saborear el regusto de la esencia irlandesa, aunque muchos se empeñen en tenerla en cuenta tan sólo como base para explorar sus alrededores, ya que se encuentra a poca distancia de otros imanes turísticos como la preciosa Connemara, los acantilados de Moher o las solitarias islas de Arán.
Pero Galway es más que eso.
Levantada en la desembocadura del río Corrib y dividida por él en dos partes, nos muestra en su orilla izquierda su centro histórico, mientras que la derecha guarda los edificios de la Universidad y el en su tiempo famoso barrio pesquero de Claddagh que a su vez toma el nombre del famoso anillo de compromiso ( que está por toda la ciudad y que se vende como churros) que representa dos manos que sujetan un corazón sobre el que hay una corona.
La universidad y los muy numerosos habitantes la dotan de un ambiente especial, agradable y abierto, tolerante y joven, alegre y vital. Aunque no posee playas famosas o grandes parques, ni románticos jardines a orillas de su río o elegantes balnearios la sensación de despreocupación está más presente en Galway que en cualquier otro lugar de Irlanda, lo que podemos percibir de inmediato en los numerosos locales y restaurantes del centro, visitando tiendas o monumentos y especialmente en la expresión de la gente.
Basta andar un poco por las principales calles de la ciudad para respirar ese ambiente irlandés que la hace diferente al resto de ciudades de la isla, que la viste de hermosura y sobre todo que te hace sentir cómodo.
Restaurantes para disfrutar de los frutos del mar o de la más genuina cocina irlandesa, pubs donde tomar unas pintas, comercios con las últimas tendencias en moda juvenil o mil joyerías que ofrecen el famoso anillo, nos salen al paso combinadas con restos de murallas y palacios, esculturas como la que recuerda al genial Oscar Wilde o grandes murales que visten los edificios y que hoy forman parte del acervo artístico de la ciudad. Galway es sin duda uno de los lugares más encantadores de Irlanda.


