Fuente de Tinguely

En 1977, el lugar que ocupaba el teatro principal de Basilea, fue conquistado por unos nuevos protagonistas de la Historia, en este caso del arte suizo.
Su padre, su creador, su forjador, quizá sea la palabra, fue el artista Jean Tinguely, en un escenario tan móvil como lo es el agua del estanque, colocó a los nuevos bailarines y comediantes del siglo XXI, unas esculturas en continuo movimiento gracias a la fuerza del agua.
Eso sería la parte poética, la que todos en principio podemos deducir. Pero los críticos del artista, dicen que es una crítica a la sociedad de producción y consumo, una ridiculización de esos bienes que se fabrican , compran y venden y que no tienen un uso definido, concreto ni temporal.

En pleno corazón histórico de la ciudad se encuentra la fascinante fuente de Tnguely, un artista peculiar que dejó su impronta en algunas ciudades del planeta gracias a sus fuentes mecánicas en las que unas máquinas como si fueran autómatas generan un movimiento fantástico con el agua. La verdad es que puede sonar extraño, pero es de esas obras que te atrapa. Además, es de lo más fotogénica.

La fuente está situada en el antiguo espacio ocupado por el teatro municipal y, por eso, la fuente simula el movimiento de los actores en faena. Una delicia.

La verdad es que es bastante extraña, pero a la par muy interesante. No nos esperábamos encontrarnos con algo así en el centro de la ciudad. Sentarse cerca en un día soleado y caluroso como en el que estuvimos y después de habernos pateado todo el casco histórico durante el día fue muy reconfortante.

Es una fuente súper original. Recomiendo ir por la noche ya que suelen encender también las luces de colores. Sobre todo recomiendo ir con tiempo, porqué más de uno va a querer quedarse más de 5 minutos allí :)