Marta, il mio amore grande, y yo...
Marta, il mio amore grande, y yo todavía solemos recordar aquella puesta de sol estival en Frascati. Estuvimos una temporada estudiando italiano en Roma —un viejo sueño romántico de ambos— y, durante los fines de semana, nos dedicabamos a viajar por todos los grandes y pequeños pueblos que rodeaban la zona.
Gracias al consejo de una de las profesoras de la escuela, originaria de la que se conoce como La Ciudad de las Villas Tuscolanas, una tarde de jueves —creedme, los españoles no somos los únicos que sabemos salir cualquier día de la semana— acudimos a Frascati. Si vives o visitas Roma, el paso por Frascati debería ser obligado, pues se encuentra tan solo a 20 kilómetros de la capital y es muy fácil llegar. Los trenes se cogen desde la estación de Termini; el billete es barato, lo que en España llamaríamos simple; y, si mal no recuerdo, la línea que debéis coger es la misma que para llegar al famoso aeropuerto de Ciampino —prometo actualizar el post con información más detallada—, por lo que no tiene pérdida.