Existe un castillo en Fuengirola, de...
Existe un castillo en Fuengirola, de Sohail que dicen se llama, que se asoma al mar desde un cerro de 38 metros, o al menos, le seguimos llamando castillo, aunque lo que ahora asoma es sólo una alcazaba árabe construida en época de un tal califa Abderraman III.
Hubo un tiempo en que, siendo castillo, fue conquistado por los cristianos, al tiempo en que se estaba en “pleno fregao” contra el reino nazarí de Granada. Incluso Barbarroja se metió con él lo suficiente como para que Carlos I mandara hacer un foso, pero eso no impidió que estuviera metido hasta las cejas de contrabando cuando los ingleses ocuparon el Peñón de Gibraltar.
El castillito también tuvo sus más y sus menos con las tropas de Napoleón, pero al final, el pobre, fue subastado albergando las dependencias de la Guardia Civil estos dos siglos pasados.
Pero ahora está feliz de nuevo, a pesar de haber tenido los apellidos de “ruina consolidada” ahora hasta sirve de auditorio y cada año el festival “Ciudad de Fuengirola” o el de “Las Noches del Castillo” amenizan sus noches de verano.
Este año, además, me he “enterao” que han hecho la “Feria de las Tapas” pero no pude ir, a lo que sí fuimos fue a la “Feria Medieval” que duró unos pocos días la semana antes de la Feria de Málaga.
Me recordó mucho a la “Luna Mora” aunque menos concurrida, y sin velas por los suelos.
Al final resultó ser una excusa perfecta para dar un paseo nocturno, comer de pie una salchicha que no cabía en el pan, patatas fritas caseras y trocitos de naranja confitada recubiertos de chocolate. A los "pasacalles" apenas los vimos, porque ellos eran pocos y nosotros demasiados.
A la “Luna Mora” hay que ir tempranito para que el gentío no agobie, en cambio a la “vera” del castillo hasta hubo momentos en que no había nadie que te apretujara para ver los puestos de juguetes artesanos, joyas o muebles ecológicos y dulces de “toda la vida”.
