Una explosión de luz, música y color
Los orígenes de la Feria de abril de Sevilla se remontan a mediados del siglo XIX, inicialmente como una feria de ganado. Poco a poco este carácter se fue perdiendo, convirtiéndose en una fiesta y en una explosión de luz y color.
Durante una semana la ciudad efímera de la feria reúne miles y miles de personas y como toda ciudad tiene una puerta de entrada, “la portada”, que se ilumina por la noche y es una representación artística de algunos monumentos de la ciudad.
Los edificios de la feria son las casetas, cubiertas con lonas de rayas de colores, donde se reúnen los sevillanos a comer, beber y bailar.
Por la tarde enganches fantásticos, jinetes, caballos pasean por las calles de la feria y las mujeres de todas las edades exhiben sus trajes de flamenca siguiendo la moda que cambia de año en año.
A las ocho es la hora de irse los caballos, se enciende el alumbrado y se acude a las casetas a cenar y que no falte la música y el baile hasta altas horas de la noche.
Este año 2014 la feria ha caído en mayo y el calor ha sido sofocante.


