Cuando ruge el mar.
En un viaje por la zona centro de Portugal nunca dejaría de visitar este pueblo de poco mas de 10.000 habitantes. A los que nos gusta el mar, nos ofrece unos momentos de relax con unas vistas muy bonitas, y la posibilidad de almorzar pescado o marisco fresco a precios muy razonables.
Tras visitar el monasterio de Alcobaça, fui a disfrutar del almuerzo típico que ofrece la costa. No esperaba mucho de la población, pues apenas hablan de ella en las guías turísticas. Me encontré entonces con el faro que data del año 1903 y que está enclavado en un acantilado de la ciudad alta o norte como lo ponen en la indicación de tráfico.