Èze

Abajo, el azul del mar. Luego, el verde de los naranjos, los olivos y el bosque bajo, que en primavera se llena de colores. Más arriba, el blanco de las rocas calcáreas, en el que parecen mimetizarse las casas, pegadas unas a otras siguiendo el curso impracticable del terreno.

Elevado a 400 metros sobre el nivel del mar, entre Niza y Montecarlo, Eze es uno de los muchos villages perchés ( pueblos colgados) construidos en la época medieval para huir del aire malsano de las llanuras costeras, y defenderse de los asaltos sarracenos y de los mercenarios sanguinarios que asolaba las costas de Francia. Su esquema se repite sin variaciones a lo largo de la costa. De forma circular o elíptica están formados por calles en espiral que convergen en la iglesia o el castillo (como en este caso).

El bonito pueblo de Éze, se encuentra situado a unos 15 minutos en tren desde Niza, aunque una vez que se baja del tren hay que coger un autobús, que nos lleva al pueblo en otros 20 minutos, o bien subir andando cuesta arriba.

Se trata de un pequeño pueblo situado en lo alto de una montaña, con calles estrechas y empedradas. Desde él se obtienen unas bonitas vistas de la zona y además tiene algunas cosas interesantes de ver como su jardín botánico o su iglesia.

Es uno de los pueblos más bonitos de Francia, sin duda. Pero lo que realmente merece la pena es acceder a su mirador y disfrutar de las impresionantes vistas (6€).

El pueblo tiene unos cuantos bares perfectos para tomar un aperitivo y una buena cerveza.

Este pueblo, colgado del acantilado,es para no perdérselo. En la cornisa media, en el camino de Niza a Mónaco. Recomiendo tomar un café en las terrazas del hotel. Las vistas sobre el Mediterráneo compensarán ampliamente el precio.

Una maravilla, para recorrerlo a través de sus pequeñas calles, hasta llegar a la parte mas alta , donde podrás visitar previo pago un jardín con unas vistas impresionantes sobre la costa.