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Estatua de SAN IGNACIO DE LÁCONI ...
Estatua de SAN IGNACIO DE LÁCONI (1701-1781)
Hermano profeso capuchino, que fue limosnero durante cuarenta años dando ejemplo de humildad y caridad en la ciudad de Cagliari (Cerdeña). En 1940, cuando ya había pocas esperanzas de aureolas y de pedestales, Pío XII le beatificó y después lo canonizó en 1952.
Ignacio de Láconi fue un italiano que jamás estuvo en Italia peninsular; un nativo de Cerdeña que jamás salió de su isla mediterránea; que habló el español, por lo menos en sus primeros años, como lengua materna; y que no hizo grandes ni pequeños descubrimientos científicos; y se murió de viejo hace casi dos siglos.
En la pobreza franciscana, fray Ignacio alcanzó un grado notable de perfección. Solía vestir como visten los capuchinos, con un hábito lamentable, mosaico de parches y de retazos, limpio sí, pero pintoresco.
Sus funerales fueron memorables: Mezcla de dolor intenso y de cortejo triunfal. Toda la ciudad de Cagliari tomó parte en la ceremonia; cerráronse las tiendas y las oficinas públicas; las calles se llenaron de curiosos y de devotos.
Y sobre la isla de Cerdeña se cernió largo tiempo un denso y consolador aire de tristeza: «Fray Ignacio ya no está con nosotros... Pero desde el cielo velará siempre por nuestra felicidad».
Todavía siguen implorandole en sus despojos en el interior de la iglesia y convento de los capuchinos, frente a la estatua.
Sus funerales fueron memorables: Mezcla de dolor intenso y de cortejo triunfal. Toda la ciudad de Cagliari tomó parte en la ceremonia; cerráronse las tiendas y las oficinas públicas; las calles se llenaron de curiosos y de devotos.
Y sobre la isla de Cerdeña se cernió largo tiempo un denso y consolador aire de tristeza: «Fray Ignacio ya no está con nosotros... Pero desde el cielo velará siempre por nuestra felicidad».
Todavía siguen implorandole en sus despojos en el interior de la iglesia y convento de los capuchinos, frente a la estatua.
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