Philippe
Escalinata Santa
Bastia esconde una rareza que poca gente conoce, y, para encontrarla, no hay que tener miedo a escalar… Fin del suspense: se trata de una escalera pontifical situada en una colina, en una pequeña iglesia. La historia de esta escalera me resultó muy interesante. La escalera fue un privilegio ofrecido por el Papa. Solo existen unas pocas en todo el mundo (en Lourdes, en Fátima,…), en aquellas ciudades en las que la religión está muy presente. Entonces, ¿por qué en Bastia? Les fue concedida a los bastianos en agradecimiento por haber acogido a los exiliados religiosos, enviados a Bastia por haber rehusado prestar juramento ante Napoleón I, con unas condiciones de vida deplorables.
La ciudad, no sabiendo dónde ponerla, la ocultó momentáneamente: había que encontrar un sitio donde colocar este “regalo”. Y fue la capilla de Monserato, en lo alto de la ciudad, el lugar finalmente escogido. Recuerdo mi sorpresa: el exterior de la capilla es sencillo, jamás se diría que contiene algo tan extraordinario. Empujando la puerta, pude descubrir esta escalera cubierta de terciopelo rojo, con una estatua en mármol de la Virgen y un bonito altar… ¡Qué sorpresa! Y, atención, para conseguir el perdón de los pecados, hay que subir la escalera de rodillas, con fe!
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